sábado, 23 de abril de 2016

La nueva calma.

Estoy pasando de los golpes a los acordes, del desorden al equilibrio, del mayor de los caos a la más grande y perfecta calma.
Clavaba sus manos y podías ver en su mirada lo mucho que lo estaba sintiendo. Transmitía paz, armonía, y me hizo sentirme en casa. Por un momento se me olvidó todo, se quemaron los meses intranquilos y ni las cenizas se hicieron notar. 
Podemos reiniciar, sí, pero yo he decidido cerrar la sesión para siempre. No me arrepiento, pero no hay nada más que dar. 
Aunque no hemos venido a hablar de esto.

Su serenidad ha sido la imagen más perfecta que han captado mis ojos. Tengo el cuadro clavado en mi retina. El humo, las luces, la noche y su ir sin prisas. Lo imaginé haciendo lo que más le gusta en el salón de casa y ojalá que fuera en la mía. Sonreía todo el rato y me transmitía que hacía lo correcto, que había arriesgado todo por sus pasiones y se convertía segundo a segundo en mi héroe, en mi ejemplo a seguir.
Pocos me habían emocionado tanto y con tan poco. 
Magia, señor, es lo que usted desprende.
Magia, es lo que usted es. 

lunes, 18 de abril de 2016

Vengo.

Vengo a culpar a la noche.
Vengo a echarle la culpa de que no entienda nada, y cada vez menos.
Vengo a comerme la cabeza, ya que no se atreven a comerme.
Vengo a jugar con el tiempo y con la oscuridad.
Vengo a oscurecerme tanto por fuera como por dentro.
Vengo a adentrarme en mentes complicadas que me lleven a paisajes aun más complejos.
Vengo a acomplejarme por verte y a tropezarme con tu destierro.
Vengo a desterrar de mi mente la culpa, la noche,
y, sobre todo,
el miedo.