jueves, 30 de septiembre de 2021

Cruz y raya

No me ha dado nada de pena. Hoy te vas y, me da igual. No nos hemos despedido, y me da igual. No es despecho, es indiferencia.


Quizá debería dejar de buscar otros nombres a los que amar, o a los que fingir amar. Tú has sido uno de ellos, y por eso me da igual. En mi cabeza está amarrado un pensamiento, y no eres para nada tú. Aunque te de igual.


Empiezas una nueva vida lejos, fuera de esta ciudad. Vas a olvidarte de mi. No sé qué ha sido de todos esos mensajes, de tus llamadas, tus invitaciones. No llegamos a ir a Jávea. No llegamos a subir a tu azotea. Sí que llegamos a decirnos la verdad. Por lo menos yo sí qué lo hice.


No sé qué va a ser de ti. No sé qué va a ser de mi. Lo único que tengo claro es que a quién pertenecen mis ganas, y sé que en el fondo tú también lo sabias, porque te hablé casi más de él que de mi. Tranquilo, es el bueno, lo sé, porque siempre aparece cuando tengo miedo, porque siempre vuelve para que me sea más fácil mandarlo todo a la mierda, porque solo canta conmigo, porque soy su plan favorito de la semana, y él el mío. Y aunque no nos atrevamos a dar el paso, nos besamos con cada palabra. Y eso sí que no me da igual. 

domingo, 12 de septiembre de 2021

Rafa

 La voz de Rafa suena por la habitación. Sus versiones a guitarra son de película y crean un ambiente cómplice, una sensación de hogar de la que no me quiero apartar. Quiero que todas mis mañanas de domingo sean así. Hasta me tomaría un café bien calentito. 

Quiero seguir con el pijama hasta mañana, o hasta el próximo fin de semana. 


Todos los problemas ahora son pasajeros. No puedo apartar los ojos de allí. Ni siquiera su reflejo en el espejo se parece a su particularidad. No podría haber dos como tú, y eso me gusta. Sus pies descalzos acarician la alfombra en la que me encuentro. No existe el mundo ahí fuera, ni las clases del lunes, tampoco esa cena con amigos. Solo estamos su voz y yo, que me limito a escuchar en silencio. Todo lo que hay que decir, ya lo ha hecho mi mirada.


No suena el viento, porque ahora tampoco existe. Mi mente actúa en modo ráfaga, capturando todos los momentos para el futuro. Quiero guardarlo todo para cuando me vuelva a ahogar, aunque ahora mismo todo eso parece imposible. 


Maldita mi suerte.