lunes, 18 de marzo de 2019

Los malos.

No me hace gracia. Ni una pizca. Porque quizá los malos no son tan malos, y los buenos no son tan buenos. Por la boca muere el pez y en tu pecera ya te ven agonizando. Te crees justo cuando solo habla tu orgullo y accionas la palanca, echándome a los leones, mirando desde la grada, disfrutando el azote. 

Y yo nunca te vi así, y pensé que lo entenderías. Ellos lo entendieron. Todos ellos, y nadie te guarda rencor. Yo no sé por qué aún te guardo de las fieras, te protejo de opiniones candentes, del público que busca la sangre. A ti, que disfrutas cada golpe, aunque me lo niegues, aunque no te rías. 

He andado con pies de plomo, porque soy incapaz de hacerle daño a nadie, porque quiero que nada manche mi existencia, mis intenciones y mis querencias. Pero cuando por la noche escondo los problemas debajo del colchón, a la mañana siguiente puede que hayan escapado y que hayan crecido mucho con la rabia, y, por la tarde, es bastante probable que hayan explotado en forma de palabras, de textos dañinos o de puñales a mi espalda. 

Los buenos no son tan buenos. Los malos no son tan malos. Mis puertas están abiertas, tú decides el rumbo de tus pasos.

sábado, 2 de marzo de 2019

Eres

Eres mi casa: con sus puertas, sus ojitos, su pelo revuelto. Eres New Girl en el televisor, yo suplicando jugar otra partida, tú tumbado en el colchón. Eres cada uno de los cristales empañados por el calor, el frío que huye del radiador, la bolsa roja que esconde el tesoro. Eres el juego de 'quien soy', las fotos colgadas encima de la cama, los pósters de la pared. También la rosa que me regalaste, las ediciones en blanco y negro, las canciones de Izal, los trajes azules de vestir, el porte y la elegancia, la Nutella, las alitas de pollo, los fines de semana en la playa y tu manera de reir. Eres la voz que escucha toda la calle, los pasos más bonitos de la noche y mi vergüenza cuando a la pista de baile toca salir. La voz que me guía, mi portal, sus escaleras, tu azotea, mi coche, la oficina, El Gallinero, el tranvía...

Eres todo aquello en lo que me quiero quedar a vivir.