Piensa en qué pasará cuando solo quede el confeti en el suelo después de la fiesta. Estarás acompañado por un cuerpo que conoces bien, quizá mejor que a ti mismo, pero que no sientes querer. Un atasco de tráfico tendrá lugar en tu mente y las ideas no encontrarán su lugar. Escucharás una de nuestras mil canciones y recordarás mi nombre, la noche de la confesión y tu miedo al éxito.
Y yo, que ya estoy lejos de aquellos días no puedo dejar de mirarte con pena desde la distancia, viendo cómo al final sí que estás convirtiéndote en un extraño cuya risa reconocería en cualquier lugar. Sabes que volverá a pasar, que volverás a caer en el caos que pensaste que terminaría regresando al lugar del incendio, pero no quieres pensar en eso por el momento. Te refugias en noches de alcohol y fiesta, en salidas que no tienen ningún tipo de sentido para ti, pretendes que todo está bien, y solo eres capaz de pedirme ayuda a mi, pero ya no me tienes. Y a mi no me puede dar mas pena perderte como amigo, si es que algún día lo fuimos.
Y cuando solo queda confeti en la pista, cuando todos se han ido, los focos se apagan y la música deja de sonar, solo quedas tú y tu miseria. Suerte en la vida. Ya sabes que yo he intentado salvarte de tus dardos.