viernes, 31 de diciembre de 2021

New Year’s Day

Piensa en qué pasará cuando solo quede el confeti en el suelo después de la fiesta. Estarás acompañado por un cuerpo que conoces bien, quizá mejor que a ti mismo, pero que no sientes querer. Un atasco de tráfico tendrá lugar en tu mente y las ideas no encontrarán su lugar. Escucharás una de nuestras mil canciones y recordarás mi nombre, la noche de la confesión y tu miedo al éxito. 

Y yo, que ya estoy lejos de aquellos días no puedo dejar de mirarte con pena desde la distancia, viendo cómo al final sí que estás convirtiéndote en un extraño cuya risa reconocería en cualquier lugar. Sabes que volverá a pasar, que volverás a caer en el caos que pensaste que terminaría regresando al lugar del incendio, pero no quieres pensar en eso por el momento. Te refugias en noches de alcohol y fiesta, en salidas que no tienen ningún tipo de sentido para ti, pretendes que todo está bien, y solo eres capaz de pedirme ayuda a mi, pero ya no me tienes. Y a mi no me puede dar mas pena perderte como amigo, si es que algún día lo fuimos.


Y cuando solo queda confeti en la pista, cuando todos se han ido, los focos se apagan y la música deja de sonar, solo quedas tú y tu miseria. Suerte en la vida. Ya sabes que yo he intentado salvarte de tus dardos. 

jueves, 23 de diciembre de 2021

Realmente eres el único que no ha jugado conmigo este año. Me dijiste que me querías, pero que te tenías que ir. Te alejaste poco a poco dejándome vacía, pero me diste la advertencia. Y ahora, en un cambio de calle nos volvemos a encontrar de frente, como James y Betty en folklore, como un chiste que me ha vuelto a hacer reír, y todo aquello que creía enterrado ha vuelto a resurgir. 


Tengo la sospecha de que eres para mi. Siempre la he tenido. Han pasado años desde que nos conocemos y confirmé mis pruebas hace tiempo. El tiempo quiere que sigas jugando con él y yo me encuentro en la meta, y en este carrera de élite solo quiero al caballo ganador, y tú ya te ganaste la corona hace tiempo. 

lunes, 20 de diciembre de 2021

El extraño

Mi habitación huele a limpio, a sábanas recién lavadas. Hace frío ahí fuera y todo el calor se ha venido a vivir a la cama. Veo llegar a la navidad por la avenida a pasos acelerados y aún así no hago caso al rastro de nostalgia que deja. Agarro los momentos de una forma diferente. Me gritan que aquello ya no volverá. 


La ruptura más dura es aquella que te hace perder lo que más apreciabas. Para mi, tu tiempo era el mejor regalo, las tardes en tu casa, las noches de confesiones, tus mensajes de madrugada. Todo aquello me hacía sentir infalible, me multiplicaba la valentía y me convertía en lo que soy ahora. Pero la purpurina está en el suelo, la fiesta terminó hace horas y seré yo quien pase la escoba. Ya no trabajamos en equipo, ya no maquinamos findes increíbles, ni cenas con amigos, ni viajes a la cima. Ya no queda nada. Y cuando me acerco a ti me llega la imagen de ella. No solo se engaña con besos, no se quiere lo que se oculta, y no por mucho que sigas esperando va a llegarte un sentimiento de algo más que cariño. Y mientras, vas disfrazándonos de víctimas por el camino, escondiendo el arma homicida, esperando algún tipo de milagro.


No voy a hablarte más, no voy a volver a ser cómplice de asesinato, no voy a pasar otro diciembre lamentando el haberte encontrado. Lo peor es que en los últimos coletazos aún repito en mi mente: por favor, no te conviertas en un extraño cuya risa podría reconocer en cualquier lugar. 

sábado, 18 de diciembre de 2021

Dear John

Me sorprende mi capacidad de análisis. Me sorprende pensar que quizás te conozco más de lo que tú te conoces a ti mismo. En los últimos meses se han confirmado una a una todas mis teorías menos una que sigue en dudas, la única que te grité a la cara. Debería haberlo sabido. 

No sales del pozo porque vuelves a ahogarte tú mismo, y yo no paro de tenderte la mano. Llevo una semana luchando con el impulso de preguntarte cómo estás, cómo te está yendo, si la has vuelto a ver. Llevamos dos semanas sin nuestras llamadas nocturnas. Me agobia saber que cuando estábamos tan cerca recogiste el cable, se cortó la comunicación. No fuiste capaz de decírmelo a la cara. A lo mejor eres tú y tu puta necesidad de quedar siempre bien de cara a la galería. Te vas a donde hace unos días huías, vuelves con ella y me pides ayuda otra vez sin querer. Leo tus mensajes entre las palabras que sueltas por tu boca y, cuando te lo digo a la cara, me lo niegas otra vez. Y yo no puedo seguir así. 


Eres experto en mantenerme a la espera mientras solucionas los problemas, mientras deslías la bola de hilos que tú mismo vuelves a liar. Te da pena ella, son muchos años. A mi me das pena tú, que no sabes afrontarlo, y mi juventud se va esfumando junto a mi fe en los milagros. Te conozco tanto que sé que no estaba en mi cabeza, que sé que no me lo has negado porque guardas la llave, pero hoy quiero que me la devuelvas. El tiempo es sabio, y me está avisando.


Ojalá pudiera salvarte de la ruina en la que conviertes tu vida mientras solo me miras pidiéndome una salida, pero cuando te muestro el camino vuelves a la madriguera, y, como las ratas, vives de los restos de algo que nunca va a cambiar. Contigo mueren las alegrías, los buenos momentos, la libertad, las salidad. Veo volar alto la juventud que nunca tuviste y que empezaba a resurgir de sus cenizas, pero no luce como Ave Fénix, más bien como un pájaro herido por su propia bala. Y yo me muero de la pena por no poder ser tu wonderwoman.


Deberías haberlo sabido.


lunes, 13 de diciembre de 2021

2021

Estoy comiendo más sano, enfrentándome a mis enemigos, a los amantes buenos y a los malos, combatiendo al desastre de vida que llevo, a la ansiedad, a los miedos. Le he insistido al espejo que no volverás a mi, le he admitido que el invierno es aún más frío sin ti. Aún tengo que meterme en la cabeza que tengo que cerrar la puerta que has dejado entreabierta por mi bien. He besado a tres labios diferentes este año y con ninguno de ellos me he llegado a arrepentir. He sacado música y aún no sé si llegaré a donde quiero ir. Cada vez soy más cercana, más persona, más humana. Reflexiono mucho sobre todo lo que hago. Afronto mis decisiones y la gente me admira por ello. Me han llamado brava y valiente. He sido víctima de violencia de género y él jamás lo llegará a admitir. He bailado después de volver de fiesta, bailé cuando él me besó por fin. He vivido el amor paciente, el que nace en sótanos, entre canciones, entre noches de viernes. He vivido cerca de la locura y la he intentado redimir. He pisado las nubes con tus palabras, he danzado en el viento con tu sí. He sido mi mejor versión en verano. Hemos vuelto a los conciertos y a sentir. 


He sido una chica increíble este año y eso lo tengo que admitir.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Tolerado

Te he iluminado con luces doradas y me he creído que ese era tu color, te he escrito un guion en mi mente que nunca te llegué a dar, y cada vez que te sales y improvisas me duele un poco más el corazón. 


Todos se preguntan qué será estar a tu lado, qué hay en tu mente, cómo se sienten tus caricias, cómo huelen tus abrazos. Y eres suave, pero no lo suficiente, eres fuerte pero no valiente, eres todo lo que siempre he soñado pero de una forma intermitente. Todos morirían por sentir tu tacto, y yo, que he estado en tus brazos, aún no sé calificar tu disparo. 


Justifico continuamente tus palabras y tus actos para que no salgas del personaje, porque en el fondo no eres malo, porque en el fondo nunca te has alejado de mi lado. Soy tu lado consciente, soy la voz que clama el milagro, soy el rayo de luz que te alumbra cuando nadie sale a tu amparo. Pero no es lo que quieres, porque ni siquiera eso tienes claro.  Porque me quieres bonita y paciente, brillante y valiente, amiga y confidente, amante reincidente. Quieres sacarme a pasear los viernes, cantarme tus canciones un rato, dejarme en casa a las doce, tenerme a la espera. Y mientras este cuerpo permanece intacto, y por él no pasa el tiempo, la rabia o la pena, no pasan los besos que nunca has negado, los otros amantes, los vinos helados, los encuentros nocturnos ni las pocas ganas que guardo. Y lo peor es que si algo tengo claro es que mi amor debería ser celebrado y no tolerado. 


Y yo solo quiero continuar, yo solo quiero que me beses o me pares los pasos. Y te ruego, y tú no me dejas absolutamente nada claro. 

jueves, 11 de noviembre de 2021

La suerte de mi vida

Cuando me pregunto si te quiero de verdad o por costumbre me quitas las dudas de un acorde, te sientas a mi lado y sueltas una de mis expresiones, coincidimos y decimos a tiempo la misma palabra. Nuestro instinto, ciego de admiración, luchando por una evolución a mejor, nos copia y nos hace clones. Nos entendemos con una mirada, nos sentimos hasta los dientes, nos incluimos en nuestros planes, nos confesamos nuestros secretos.


Pero retamos al destino y nos alejamos cuando nuestra cabeza va al volante. Lo bueno es que tendemos a volver a nuestro mar, a flotar en las mentiras, a luchar por quererte mirar. Me ahogo entre la gente, pero tu risa es oxigeno y tu abrazo al despedirte el oasis que me ampara.


Cuando me doy cuenta de tus defectos tocas esa canción que me encanta, entiendes perfectamente mis rayadas y me envuelvo en tus llamadas de madrugada. Entonces todo desaparece y me doy cuenta de que solo te quiero a ti. 


Me valdrá la pena todo el tiempo si al final me dejas tenerte y quererte bien. Todo porque, cuando me pregunto si te quiero de verdad o de costumbre, me doy cuenta de que eres la suerte de mi vida.

domingo, 7 de noviembre de 2021

El día de la liberación

 El día de la liberación sonaba Viva Suecia. Hacía más de un año de la mejor decisión de mi vida, los ritmos estaban de mi lado (como siempre) y no caía ni una gota de agua de las nubes. Por fin estás en otras redes, mi peor pesadilla. 


Un sentimiento contradictorio en mis costillas: alegría por mi, lástima por ella. Las ganas de avisarle son infinitas, pero ella no lo va a ver. Huye, amiga, huye. Se tú su peor pesadilla.


Ya no me aterra mirar a los ojos. Guardo la rabia precisa y constante y tengo a mi mejor aliado, y en esta guerra que antes no fue tan fría aún sostengo mi puño a lo alto. Estoy más cerca que nunca de la gloria. Estoy más cerca que nunca del descanso. 


Que suenen los violines.

lunes, 25 de octubre de 2021

Volver. 2.0.

Estamos dejándonos tiempo para respirar y después volveremos a encontrarnos, porque siempre nos volvemos a pasar. 

miércoles, 13 de octubre de 2021

La noche en la que no vamos a desaparecer

 



La noche en la que todo estalló olía a lluvia de estrellas. Bebiste cuando tenías que beber, invitándome a enfrentarme a una verdad encantadora a la par que complicada. Después de cuatro años te miré a la cara en ese baño disfrazado de refugio y casi te beso los labios. Pequé de inocencia y huí del infierno. Había líneas de fuego que no debíamos pasar. 


Esa noche no salió la luna, pero iluminamos toda la casa. Después del sacramento de la penitencia salimos al pasillo de la mano, pero nos duró hasta la entrada al salón. Lo que había salido de nuestras entrañas se quedaba entre nosotros. 


Nos separamos hasta una hora después. Mis nervios y yo volvimos al baño. Me miré al espejo, observé que todo estaba bien, que aquello no era un sueño. Mis ojos cansados estaban más vivos que nunca y, cuando decidí abrir la puerta estabas allí. 


Entraste sin mediar palabra y decidiste sellar aquello con un beso. Por primera vez estabas siendo valiente. Valiente y cobarde a la vez. Rompimos la tregua de querernos sin querernos y, asumiendo todo el riesgo, el daño, las mentiras y la paciencia necesaria, nos dimos el permiso para equivocarnos. Fue el beso más largo del mundo, pero lo sentí muy corto. El sabor a cerveza en nuestras bocas, tu pelo alborotado, el rojo de mis labios fuera de su casilla y la noche en la que no íbamos a desaparecer. Todo aquello frente a nosotros. Y nosotros sin saber qué hacer.


He decidido seguir tu ritmo y que nos lleve la corriente. No se me ocurre mejor lugar para acabar este sábado. 

jueves, 7 de octubre de 2021

long story short

Disfrutabas mi compañía cada noche, con conversaciones interminables en la soledad de una habitación a oscuras, donde solo se veía nuestro reflejo con la luz del televisor; pero no era suficiente. Y mientras te veía hundirte en toda tu mierda, en tu desperación por salir, clavando tus ojos en mi sin decir una palabra, me planteé toda mi vida. No debía sacarte de allí, tenias que salir tú solo, porque estaba segura de que si extendía el brazo, en el último momento me soltarías. 


Me elevas con cada palabra, me haces tocar la nubes y, cuando estoy muy alto, me haces caer de bruces contra el asfalto. Lo peor es que he tolerado la caída, me he acostumbrado como si se tratara de un castigo divino, uno que no merezco. Ser idiota no debería condenarte a la eternidad, solo a algún que otro dolor de cabeza.


He llegado a creer que no merezco una historia que merezca la pena, que soy el personaje principal de una película muy larga, en la que no pasa nada bueno, en la que una chica se siente identificada después de una ruptura mientras come helado en su sofá. He llegado a pensar que soy la reina en el tablero, pero luego me han comido los peones. He lanzado dardos por si colaba, pero no le he dado ni una vez a la diana.


Así que, amigo mío, no podemos seguir compartiendo este lugar. Ha sido un placer, ha sido un gusto. Quizá en otra vida lo nuestro pueda sobrevivir 

jueves, 30 de septiembre de 2021

Cruz y raya

No me ha dado nada de pena. Hoy te vas y, me da igual. No nos hemos despedido, y me da igual. No es despecho, es indiferencia.


Quizá debería dejar de buscar otros nombres a los que amar, o a los que fingir amar. Tú has sido uno de ellos, y por eso me da igual. En mi cabeza está amarrado un pensamiento, y no eres para nada tú. Aunque te de igual.


Empiezas una nueva vida lejos, fuera de esta ciudad. Vas a olvidarte de mi. No sé qué ha sido de todos esos mensajes, de tus llamadas, tus invitaciones. No llegamos a ir a Jávea. No llegamos a subir a tu azotea. Sí que llegamos a decirnos la verdad. Por lo menos yo sí qué lo hice.


No sé qué va a ser de ti. No sé qué va a ser de mi. Lo único que tengo claro es que a quién pertenecen mis ganas, y sé que en el fondo tú también lo sabias, porque te hablé casi más de él que de mi. Tranquilo, es el bueno, lo sé, porque siempre aparece cuando tengo miedo, porque siempre vuelve para que me sea más fácil mandarlo todo a la mierda, porque solo canta conmigo, porque soy su plan favorito de la semana, y él el mío. Y aunque no nos atrevamos a dar el paso, nos besamos con cada palabra. Y eso sí que no me da igual. 

domingo, 12 de septiembre de 2021

Rafa

 La voz de Rafa suena por la habitación. Sus versiones a guitarra son de película y crean un ambiente cómplice, una sensación de hogar de la que no me quiero apartar. Quiero que todas mis mañanas de domingo sean así. Hasta me tomaría un café bien calentito. 

Quiero seguir con el pijama hasta mañana, o hasta el próximo fin de semana. 


Todos los problemas ahora son pasajeros. No puedo apartar los ojos de allí. Ni siquiera su reflejo en el espejo se parece a su particularidad. No podría haber dos como tú, y eso me gusta. Sus pies descalzos acarician la alfombra en la que me encuentro. No existe el mundo ahí fuera, ni las clases del lunes, tampoco esa cena con amigos. Solo estamos su voz y yo, que me limito a escuchar en silencio. Todo lo que hay que decir, ya lo ha hecho mi mirada.


No suena el viento, porque ahora tampoco existe. Mi mente actúa en modo ráfaga, capturando todos los momentos para el futuro. Quiero guardarlo todo para cuando me vuelva a ahogar, aunque ahora mismo todo eso parece imposible. 


Maldita mi suerte.

viernes, 13 de agosto de 2021

domingo, 8 de agosto de 2021

Evermore. Paz.

La paz que estoy sintiendo ahora mismo suena a evermore, a skinny love, a holocene, se encuentra con pasados reconstruidos, que huelen a nuevo, sabe a comida mexicana, a pasteles de carne y a algún que otro copazo, se puede encontrar en azoteas, en la gran vía y puede que en algún que otro pequeño pueblo de la comunidad valenciana. La paz que siento es solo mía, pero la comparto con el resto. Mi paz tiene debilidad con el pelo rizado, los chicos altos y también por aquellos que se la juegan, por los que me prometen protección, cariño y escucha, por los que no siempre están con el móvil en la mano, pero que con un mensaje inesperado arreglan todas las penas. Mi paz se respira en mi habitación, en su salón, por las calles de nuestra ciudad. Y cuando se empaña con mis miedos, con esos que no me merezco ni un poco, con los que me persiguen por mucho que los bloquee, por mucho que haya querido ser amable con ellos, por mucho que no me merezcan, llegas tú y me salvas del atropello. Llegas tú y empezamos de cero, y no puedo sentirme más segura a tu lado.

miércoles, 14 de julio de 2021

101


Ayer, y quién dice ayer dice hace más de un mes, me di cuenta de que podemos ser amigos. De que por mucho que haya pasado y no pasado, por mucho que llevemos dentro, somos capaces de almacenarlo en algún cajón del corazón y fingir ante los demás. 


¿Tenéis algo que contarnos?


Finjamos que no, o tal como hiciste, di que estamos juntos como si fuera mentira. 


Te has interesado por mi, por que esté bien, por que no hayan cicatrices pero nos hemos hecho una a la vez, y por mucho que sigamos por nuestro lado, ambos sabemos que está ahí. Aunque pasan los días y al final se cura, aunque nos deje marca.


Me ha gustado verte de otra manera pero sin perder nuestra complicidad, nuestro nosequé. Porque en el fondo somos eso, dos amigos que no se supieron querer, que no supieron abandonar terrenos cómodos, en los que realmente no queríamos estar. Aunque para ser sincera, yo eso sí que lo hice bien.


Hazme una señal y volveré a creer.

jueves, 8 de julio de 2021

¿Lo sabes?

 Ya sé que no te gustan los musicales, y hasta podría soportarlo. Sé que sentí cosas cuando evitaste que me atropellaran cogiéndome del brazo. Aún siento escalofríos. Sé que me invitaste a subir a la azotea cuando querías invitarme a comenzar nuestra historia. Sé que no estás acostumbrado a estas cosas, yo tampoco. Sé que ha pasado tiempo desde la ultima vez que nos vimos, pero todos saben que es sanador. Ahora somos más fuertes, más adultos y coherentes, y me gusta esta nueva versión de ti. 


Pero no sé qué sabes tú. ¿Sabes que mis indirectas van para ti? ¿Sabes que hace una semana vivía con dudas y ahora sólo pienso en besarte? ¿Sabes que me bajé la mascarilla en el ascensor por si me leías el pensamiento? ¿Sabes que quiero que vuelvas a acariciarme el pelo, o que quiero que me enseñes por completo tu casa, tus costumbres? ¿Sabes que sí que quería entrar a ese probador? ¿Sabes que estoy deseando que me escribas? ¿Y que claro que quiero irme contigo a la playa, dormir junto a ti y construir una nueva historia sobre la que escribir? 


Deberías saberlo, debería hacértelo saber. 


Meet me behind the mall

sábado, 26 de junio de 2021

Después de la huída

Sentada en la escalera llegué al culmen de mi urgencia. No me iba a pasar más. Me han intentado condenar a una vida agachada, insomne, con las manos empapadas de lágrimas, con una sonrisa que guardaba las penas, con la fiebre más oscura. Pero se acabó. Ya no les consiento.


Hace meses me planté frente al espejo y, tras ser consciente de que mis días de mártir tenían fecha de caducidad, me prometí darme dos meses para terminar con la tortura. Lo conseguí con exactitud. Después llegó la paz junto a la euforia. También las tardes en casa de X, los domingos follando con Y, las cenas pasajeras con Z y los mensajes incansables de T. Todo en su debido momento, sin mezclar, sin prisas. Pero sorpresa: me la volvieron a jugar.


Esta vez, de forma inesperada, aprendí otra lección. No formas parte de la terapia de nadie, no tienes que denigrarte por estar a su merced. Me armé de valor como las grandes y au revoir, mon coeur. Limpio, preciso y sin más sobresaltos.


Y apareció de nuevo él, el que siempre está. No lo puede evitar, aunque lo debamos hacer. Y entre excusas con las patas cortas me volviste a hacer creer que hay amores de los que no hace falta ni hablar, que están en el aire, que se esconden en canciones sin nombre, en futuros inciertos, en miedos esclavos; que hay amores que te susurran a las espaldas del mundo, que nacen en un sótano bien decorado, en bañeras hasta arriba de calma, en noches sin resolver, en todas las cosas que no me dices y en lo que me intentas esconder.


Y es que, no sé si es triste o bello, pero contigo me arriesgaría a cometer cualquier pecado.

lunes, 17 de mayo de 2021

Carta a todas tus catástrofes

Me he comprado un café helado y una magdalena. Me he sentado en la puerta, por si regresas. No de un modo invasivo, sino cómo se espera a las buenas noticias, sin flores pero con abrazos.

He visto pasar el tiempo imaginando escenas de cuentos extranjeros, de esas en las que recorro el mundo en tu regazo. No te quiero agobiar, te lo prometo, por eso te espero y no llamo a la puerta.


Te visualizo dentro de aquellas cuatro paredes fabulando, haciendo conjeturas, intentando entender tu propia cabeza y todos tus actos. Respeto tu espacio y me siento paciente. Espero como aquel que espera un milagro. 


Quizá de algún toquecito, mire por la rendija de la verja o tarareé alguna canción, te pido perdón por mi flaqueza. Soy de puro corazón y alguien que cree en tu fortaleza. Y, si esto tiene que avanzar, avanzará, y si llegan las doce, me iré a casa antes de que mi calabaza deje de ser carroza y de que mis vestidos dejen de ser color de rosa. 


Porque esta es una de esas decisiones que es mejor dejar para el destino.

jueves, 29 de abril de 2021

La noche

 


Se nos fue de las manos. Golpeamos la puerta con nuestros cuerpos al llegar al escondite. Fundidos en un beso eléctrico, inconsciente, lleno de todo aquello que habíamos aguantado durante años, olvidamos todo aquello que nos atemorizaba. Empezaste a recorrer con tus dedos mis espalda y yo no sabía ni dónde tocarte. Me quedé en blanco, cachonda, preparada para el homicidio. 


Te quité la camiseta, te arrañé la espalda. Íbamos a hacerlo. Me sentía victoriosa, poderosa, sensual. Te tenía en mis manos. Me empezaste a besar como a quien besa al mayor de sus deseos. Aniquilamos el silencio de los años entre sudor y pensamientos. No había remordimientos. Veníamos a jugar.


Acariciaba tu pelo rizado mientras me ponía sobre tus piernas. Nada estaba pensado y, sin embargo todo nacía como si estuviera orquestado por el mejor de los directores. Suenan tambores de guerra al ritmo de nuestros gemidos. Atrévete a decir que no habías soñado antes cómo era follar conmigo. 


No me arrepentí después de ver tus ojos ponerse en blanco. Me sentí la reina del mundo. Te besé aquellos labios que sentía como mi casa mientras cerrabas los ojos. Nunca había visto un cuerpo tan bien hecho como el tuyo.


Y volvimos a follar como locos. 

Aquella fue la noche en la que supe que podíamos morir, porque lo habíamos hecho. 


“Súbete, que sigo”. 


Solamente falta que decidas quedarte, amigo.

lunes, 26 de abril de 2021

Yo estaba ahí.

 Yo estaba ahí, porque yo siempre estoy ahí.

A veces me pregunto el motivo por el que me meto en problemas. Nunca es por mi. Siempre por ellos. Maquillo mis ganas de morir y cojo la escopeta. Lucho con todos esos monstruos. Lo hago por ellos. 

Me dejo hacer. Por ellos. Para que luego me escupan a la cara y oculten los labios. Me hago pequeñita. Me destrozo. Me destrozan. Ya no espero nada de nadie. 

Me siento utilizada. Siempre me he sentido así, pero es que no me demuestran que haya sido lo contrario. Me besan y me toca borrarlos de mi lista de contactos. Me violan, me maltratan, juegan con mi ansiedad, me pasan la pelota, me queman en la hoguera. 

Vomito las palabras en el teclado. Grito para mis adentros. No hagamos mucho ruido, no vaya a ser que los pillen. Me hacen daños hasta los que parecen buenos, y yo me dejo. ¿Por qué me dejo? Porque me siento como una bolsa de basura, llena de traumas sin remedio. Ten huevos a decirle a una mujer maltratada qué o qué no ha pasado. 

Me muerdo los labios y no sale sangre. Ya no me queda. 

Vaya tremenda puta mierda.

domingo, 11 de abril de 2021

I’ll be there for you

 Me gusta cuando Eva se ríe y me dice que me quiere mucho con un una copa en la mano. También cuando Elena hace sus comentarios de humor inteligente y fangirlea lo más máximo, cuando Ana insulta con cariño y me habla de forma aleatoria por discord, o cuando Paula, por muy lejos que esté, sigue al pie del cañón, y dispuesta a una cerveza incluso a 100.000 kilómetros. Me gusta cuando Carmen es ella conmigo, o cuando ponga carita de enamorada cuando habla de su crush. Me gusta cuando Lucía demuestra ser un solete de persona mientras comenta realitys de mierda, cuando Ana Oniria me abraza y me hace sentir en casa o cuando Eli monta una fiesta en su coche de camino a un festival. Me gusta cuando Cris me saca de copazos y volvemos a casa cantando La Oreja de Van Gogh. Me gusta cuando Álvaro viste como un moderno y es todo lo que está bien. Me gusta cuando Ángel y Nauzet me salsean jugando al Fortnite y soportan mis ralladas o cuando Miguel me contesta maravillas en los stories de Instagram.  Me gusta cuando Lloret vive mis emociones conmigo como si fuera ella misma a quien le pasa. Me gusta cuando Ainhoa me enseña cómo canta Paramore. Me gusta cuando quedamos todas las Rosaritos después de mil años y hacemos una ronda para ponernos al día. Me gusta cuando se unen los astros y quedamos los de la Mención. Me gusta cuando Nazaret se queda dormidita por un tinto y tengo que llevarla a casa en coche. Me gusta cuando llega gente nueva a mi vida para quedarse.


Me gusta saber que estáis ahí. Me gusta sentirme tan increíblemente afortunada de teneros juntos a mi. 

martes, 6 de abril de 2021

El pintalabios.

No me importaría que me quitaras otra vez el pintalabios.

Y lo mejor es que sé que lo volverás a hacer. 

domingo, 21 de marzo de 2021

Eléctrico

 


Viernes 

00:34


Recoges la cena que has preparado. Suena algo que no logro reconocer en el tocadiscos. No te cansas de ser alternativo. Tú, con tu delantal pero elegante, te mueves suavemente al ritmo de la música. Yo, mientras apoyo los codos en la mesa sujetando mi cara, procuro que no se me caiga demasiado la baba. Eres eléctrico y absolutamente nada caótico. Has conseguido remover lo que parecía muerto. 


Me muerdo el labio mientras no me ves. Tengo ganas de besarte. Me levanto. Cojo cualquiera de los platos de la mesa. Me dirijo a la cocina. Me miras con una sonrisa pícara al verme llegar. Cantas la frase correspondiendo al compás de la canción. Dejo los platos. Te acercas. Nos besamos como nunca. 


Estrenamos el  salón. 

lunes, 8 de marzo de 2021

Las cosas buenas

Tengo ganas de enamorarme. De hacerlo de verdad y bien. Un amor correspondido, sin ataduras, sin nadie entre nosotros. Un amor sano, fuerte, lleno de magia y música.


Tengo ganas de enamorarme. Y creo que podría hacerlo contigo. 


Nos imagino corriendo por las calles de la mano. Tú con tu chaqueta vaquera y yo con mi chupa de cuerpo. Una noche de esas que ni frio ni calor. La humedad jugando con nuestro pelo. Todo teñido como en un filtro de Instagram. 


Hay amores invisibles, pero no por ello menos reales. El nuestro es algo parecido a una canción de Sabina. Se enreda en las palabras y, aunque se disfraza de poesía, llega al oyente, captando su atención de forma sobrenatural.


0:35. Llega tu mensaje. 

¿Esta vez sí? 


jueves, 25 de febrero de 2021

Noches de verano.

Contigo fueron suficientes solo unas miradas. Después, todo olía como en una noche de verano. Los grillos cantaban. Estábamos en tu jardín, guitarra en mano, pero sin tocar, con los ojos cerrados, en completo silencio. Los días no eran duros, aunque nos pasábamos horas trabajando. La sensación al final del día era de paz. Supimos darnos la paz que necesitábamos.


Abrí los ojos después de escuchar como se movía tu silla de madera y me estabas mirando como se mira a los milagros, sin ser yo nada de eso. Te devolví la mirada. La admiración era absoluta, el cariño contemplable y la noche tenía limites, por lo que no debíamos perder tiempo. Nunca supimos qué éramos, hasta ese momento.


Empezaste a tocar esa canción como un reclamo para mi garganta. Cada vez estábamos más cerca y nos sentíamos más libres. Sonreíste. Lo habías conseguido. Nos reincorporamos cada ponernos frente a frente casi sin enterarnos. Un perro empezó a aullar ahí afuera. Me recoloqué la sudadera gris que me habías dejado. Y cesó el sonido de la guitarra.


Hablamos un rato sobre nosotros, sobre el pasado, sobre todo lo vivido, y cada vez estaba más cerca la hora. Mirabas nervioso el reloj, como si las prisas te estuvieran desbordando pero como si, a la vez, odiaras el paso del tiempo. Te levantaste, apoyaste la guitarra en la pared y acercaste tu silla a la mía. Y justo cuando me pregunté qué pasaba por tu mente, pasó.


El camino a casa fue por la autopista. La quinta canción de Lover estaba sonando y yo no podía cantar más alto. El motor descansó a las 22:03 de la noche. Nunca una noche de invierno fue tan noche de verano.