martes, 26 de julio de 2016

Noche, 1:25

He llegado a la conclusión de que quiero enamorarme y busco cualquier sonrisa, cualquier palabra o cualquier mirada como excusa para hacerlo, sin echarle ni un vistazo a las consecuencias que puedan provocarse en mi persona por este comportamiento. Que quiero tacto no es ningún misterio, y es que no hay nada más natural, pero ya me planteo si no se me está yendo de las manos.
Últimamente miro descaradamente a los chicos que me gustan por la calle. No tengo reparo alguno en que noten mi repentino interés, porque en el fondo me da lo mismo. Disparo alguna que otra mirada furtiva y, tontamente, si noto respuesta alguna, me acobardo. Es que no me entiendo ni yo misma.
Toda mi vida he ocultado mis sentimientos como si fueran algo malo, no me he desnudado física ni psicológicamente, y si lo he hecho nunca ha sido como un impulso del que me daba igual arrepentirme. Ahora ya es lo mismo, hay cosas peores que un me gustas o un te quiero, y también mucho peores que mi espalda desnuda o algún otro metro de mi cuerpo.
Me siento tan segura que me quiero, y me da igual que no me devuelvan las miradas, me da igual que no se quieran meter en mis pensamientos, porque... pensaba volver a justificar mi parlamento, pero sería decir de nuevo que me quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario