A veces llueve y es de noche.
A veces los coches frenan delante del mío.
A veces una luz roja emerge desde ellos hacia nuestra dirección.
A veces estás a mi lado, de copiloto, y la luz hace maravillas con la facilidad de jugar en un lienzo perfecto.
A veces me miras y hasta siento que me quieres.
Y luego vas, y me dices que has pensado lo mismo.
Y que sí, que me quieres.
Y no a veces, siempre.