Soy adicta. Cuando las cosas funcionan un poco quiero acelerarlas. Quiero amor 24/7. Quiero gestos, conversaciones a cualquier hora. Soy adicta y no sé cómo gestionarlo.
Tengo miedo de que te hartes de mi, de ser una pesada, de excederme en mis palabras, en mi presencia, de no ser alguien preciado, de pasar de primera a tercera regional. Porque cuando paso de oler a nuevo, de destacar en la estantería a ser el juguete más usado, hay dos opciones: o nos hacemos inseparables o me dejas a un lado.
No tengo buenas referencias anteriores porque la mayoría me han usado. No sé cómo es tener una relación sana lejos de la teoría. Soy frágil aunque me hago la valiente, pero soy valiente para asumir qué es lo que hago.
He pensado en escribir a la nada cuando quiera hablarte, en ver si tú también me buscas. Luego recuerdo que casi me pides matrimonio y que lo que me dijiste sigue aquí clavado. Sé de dónde vienes, sé que tienes miedo, pero si algo sé es que nunca sería capaz de tenerte como ese juguete usado que dejas de lado por el nuevo artículo empaquetado.