Cuando me pregunto si te quiero de verdad o por costumbre me quitas las dudas de un acorde, te sientas a mi lado y sueltas una de mis expresiones, coincidimos y decimos a tiempo la misma palabra. Nuestro instinto, ciego de admiración, luchando por una evolución a mejor, nos copia y nos hace clones. Nos entendemos con una mirada, nos sentimos hasta los dientes, nos incluimos en nuestros planes, nos confesamos nuestros secretos.
Pero retamos al destino y nos alejamos cuando nuestra cabeza va al volante. Lo bueno es que tendemos a volver a nuestro mar, a flotar en las mentiras, a luchar por quererte mirar. Me ahogo entre la gente, pero tu risa es oxigeno y tu abrazo al despedirte el oasis que me ampara.
Cuando me doy cuenta de tus defectos tocas esa canción que me encanta, entiendes perfectamente mis rayadas y me envuelvo en tus llamadas de madrugada. Entonces todo desaparece y me doy cuenta de que solo te quiero a ti.
Me valdrá la pena todo el tiempo si al final me dejas tenerte y quererte bien. Todo porque, cuando me pregunto si te quiero de verdad o de costumbre, me doy cuenta de que eres la suerte de mi vida.